"El sábado mientras escuchaba la radio oí una definición de valentía que me dejo pensativo, por lo inteligente de la respuesta. Hablaba la hermana de un juez italiano asesinado por la mafia que se representaba como representante local en las elecciones de Sicilia. La pregunta iba sobre si no tenía miedo a lo que pudiese pasarle. Ella contestaba que claro que tenía miedo y que la valentía no consiste en no tenerlo, sino en mostrar arrojo para seguir adelante con su proyecto"
Tener miedo es una condición básica de la naturaleza humana y, por lo tanto, normal. De hecho, tal y como ha puesto de manifiesto un filósofo, el miedo pertenece al sistema defensivo de la naturaleza y es algo que compartimos con muchos animales. Ante una agresión o un peligro, lo normal es tener miedo.
El valor
Si acudimos al Diccionario de la Real Academia Española, podemos leer que la palabra "valor", en su cuarta acepción, se define como "cualidad del ánimo que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros.".
La adolescencia, siempre se ha dicho, es una época de grandes ideales, pero también de grandes miedos… Miedo a quedar mal, miedo a no tener amigos, miedo a los granos, miedo a ser excluido, miedo a no crecer, miedo a crecer demasiado, miedo a los padres, miedo a los suspensos, etc.
Por eso, resulta cada vez más importante educar a los hijos a no ser cobardes, no consiste en no tener miedo, sino en ser valientes. Se cuenta la anécdota del valeroso mariscal de Turenne cuando, antes de entrar en combate, se puso a temblar y es dijo a si mismo: "¿Tiemblas, cuerpo mío? Pues más temblarías si supieras donde te voy a meter". Lo propio de la juventud es precisamente lanzarse en busca de sus ideales, sin pararse en considerar los peligros y sin hacer caso a esos miedos que pueden atenazarles.
Un mundo para los valientes
Como dice el refrán: "Dios ha creado el mundo, pero se lo alquila a los valientes". Es decir, a quien se atreve a las grandes empresas, arrostrando los peligros que se interponen.